El agua, elemento clave para una Canarias sostenible

Por Ángel Simón, Executive Vicepresident Water Europe de SUEZ y presidente de la Fundación Acuorum Iberoamericana Canaria de Agua

Artículo publicado en el diario La Provincia el 22 de abril de 2017 con motivo del Día Mundial del Agua.

Para los que tenemos la suerte y responsabilidad de dedicarnos profesionalmente al agua, cada día es una oportunidad para demostrar nuestro compromiso. Además, desde hace 20 años, la ONU ha querido significar un día específico que nos ayuda a reflexionar sobre los retos pendientes. Cada 22 de marzo conmemoramos el Día Mundial del Agua, una efeméride con unos objetivos cruciales para el futuro del planeta. Este año, la ONU centra la discusión en torno al lema “Aguas residuales, ¿por qué desperdiciar agua?”, poniendo el foco en la imperante necesidad de reducir y reutilizar las aguas residuales, tal y como recogen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El agua es un eje transversal y vertebrador de vida, fundamental para lograr el desarrollo y la sostenibilidad del planeta. Es además, así lo declaraba la ONU en 2010, un derecho humano. Debemos extender el suministro de agua segura y reducir las 660 millones de personas para las que a día de hoy este derecho básico resulta un artículo de lujo. No debemos olvidar que, en el mundo, 842.000 muertes al año están directamente relacionadas con la utilización de fuentes no seguras de agua, lo cual provoca enfermedades como el cólera, la disentería o la fiebre tifoidea. No debemos olvidar tampoco que la garantía del derecho al agua es la base para el cumplimiento de muchos otros derechos: alimentación, salud, desarrollo económico, medio ambiente sano, etc.

Hay que prestar especial interés a las ciudades e invertir en ellas, ya que cerca del 70% de la población mundial vivirá en ellas en 2050 (en la actualidad las habita un 50%). En los países desarrollados, en los que ya existen la infraestructura y la tecnología necesaria, no hay excusa para incrementar desde ahora mismo las cifras de aguas residuales reutilizadas.

Canarias, con una tradicional y a la vez singular cultura del agua y su aprovechamiento, debe ser referente en gestión eficiente de aguas residuales por sus especiales características: escasez del recurso, costes energéticos, incremento estacional de la población, riqueza de su biodiversidad y orografía. Para nuestro Grupo en el Archipiélago, encabezado por Canaragua, por tanto, se trata de un asunto altamente prioritario, y nuestras iniciativas al respecto nos sitúan como referente en esta materia.

Uno de los proyectos que aborda todas estas cuestiones es la depuradora que el Gobierno de Canarias nos ha confiado y estamos ejecutando en La Graciosa, una isla con una población de 500 habitantes pero que recibe 150.000 visitantes al año y cuyas aguas residuales estaban poniendo en serio peligro a los sebadales de la Zona Especial de Conservación de Caleta de Sebo perteneciente a la Red Natura 2000. La nueva infraestructura se sitúa en la parte central de la isla – para evitar el impacto visual y de olores a la población-, podrá ser telecontrolada y telecomandada desde Lanzarote y se alimentará de energía solar.

La relación de la gestión del agua con el sector turístico es vital para las Islas. Sin una gestión eficiente de aguas residuales, sería inviable para el Archipiélago asumir las cifras récord de visitantes (que el año pasado alcanzaron cerca de 15 millones de turistas) y asegurar la sostenibilidad del modelo a futuro.

Y ya estamos en ese camino, basta mencionar a modo de ejemplo la depuradora de Las Burras, situada en el sur de la isla de Gran Canaria. A través de ella se suministra agua regenerada a tres campos de golf que ocupan una superficie de 2 km2 y que el año pasado consumieron 1.700.000 m3 de agua reutilizada; es decir, el volumen de agua equivalente a 680 piscinas olímpicas juntas. Esta cantidad supone el 50% del agua que se regenera procedente de esa infraestructura; el resto también se reutiliza para riego de las zonas verdes públicos de los enclaves turísticos de San Bartolomé de Tirajana.

La agricultura es otro de los sectores fundamentales en los que debemos trabajar para avanzar en una gestión más sostenible. En el Archipiélago, el regadío supone el 53% del consumo total de agua. Una cifra que deberá descender gracias a la aplicación de la llamada smart agriculture (agricultura inteligente), que aporta nuevas perspectivas y soluciones y que a la vez demanda una mayor implicación e inversión público-privada para lograr una mayor resiliencia ante los posibles efectos negativos del cambio climático, como podría ser la presencia de fenómenos meteorológicos extremos, con periodos de sequía prolongados.

El primer número de AcuaMag, revista de cabecera de la Fundación Acuorum Iberoamericana Canaria de Agua, cuya presidencia ostento, recogía un informe sobre cómo mejorar la sostenibilidad en el balance recurso-demanda en la isla de Gran Canaria. En la actualidad, las 10.000 hectáreas de regadío que hay en la isla consumen un 40% de los recursos totales de agua. El estudio propone medidas – como por ejemplo la reducción del agua no registrada, la recarga artificial de acuíferos o la optimización en la toma de desaladoras- con las que el déficit hídrico se reduciría en un 53% para el año 2027.

Debemos avanzar hacia la mayor utilización de aguas regeneradas en el sector agrícola. El grupo Canaragua es una referencia en este sector ya que por encargo del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria gestiona la mayor planta de Canarias de tratamiento de regeneración de aguas residuales: la ubicada en Barranco Seco, en Las Palmas de Gran Canaria. En esta infraestructura se regenera el agua procedente de la principal depuradora de la capital, evitando su vertido al mar y permitiendo destinar este nuevo recurso hídrico a explotaciones agrícolas repartidas por toda la isla.

Todas estas iniciativas son factibles gracias a la implicación y el trabajo de un grupo humano de profesionales cuya tarea se desarrolla cada día bajo los criterios de eficiencia y buena gestión. El sector del agua es, en este sentido, un activo para la generación de empleo de calidad en el Archipiélago.

La sostenibilidad nos atañe a todos y debe ser abordada desde una perspectiva integral que incluya los aspectos más técnicos –como los expuestos–, pero también iniciativas de carácter educativo y social, que contribuyan a una auténtica transformación de la vida de las personas. En este sentido, destaca la labor realizada por la Fundación Acuorum Iberoamericana de Agua, que, con apenas dos años de vida, es ya un activo para la sociedad de las Islas, referente en proyectos de solidaridad. Nuestra aportación ha llegado a más de 4.000 personas que se encuentran en situaciones de especial dificultad económica a través de distintas iniciativas.

Avanzamos hacia una auténtica economía circular basada en la autosuficiencia energética y el residuo cero. Avanzamos también hacia una auténtica aplicación de la cultura del agua, que suponga la implicación e incorporación de toda la sociedad para afrontar los retos que tenemos por delante. No hay tiempo que perder, el planeta no puede esperar.

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